Eras poesía, era como verte y perderme en un universo entero,
era como leer el libro más cautivador del mundo,
perderme en laberintos,
caerme por una cascada
de agua cristalina.
Eras poesía porque en ti
encontré tantos versos,
tantos párrafos, tantas palabras
e incluso sabores; tus lunares eran
como constelaciones que se conectaban la una con la otra,
tus pequeñas pecas
como escarcha de canela, tus ojos
como agujeros negros en los que
sentía caerme cada vez que los veía,
tus labios como una perfecta droga a la cual me volví adicta,
tus brazos como un par de trampas,
en las que caí una y otra vez y
no importaba nada, tus manos como
estrellas de las que me podía sostener,
o tu cabello, tan perfecto, tan lacio y fino como seda,
y tu voz, demonios, tu voz era algo angelical, hacías que todo sonara más dulce
y seductivo fuese la palabra que fuese.
En ti encontré tanta literatura,
tanto arte, tanta perdición,
poesía, amor, adicción,
destrucción, pintura, universos, medicinas,
palabras, encontré tanto en ti,
que terminé por hallar mi propia vida por ti.