domingo, 2 de octubre de 2016

Han pasado semanas enteras, incluso varios meses, y no nos hemos visto. Tal vez hemos estado juntos, en el mismo lugar, o incluso hemos pasado al lado del otro, o tal vez en el momento en el que yo me iba tu llegabas, o viceversa, pero no, nos hemos visto, ni por casualidad ni por destino, mucho menos por quedar en vernos. Y he comenzado a extrañarte y a perderte más que nunca, cada vez te me vas mas de las manos, del corazón, te pierdo y te vas, te dejo ir y no regresas. Porque en algún momento u otro llevaré mis manos a la cabeza desesperadamente, destrozada, desquiciada, porque me doy cuenta que ya no recuerdo más tu voz, porque no recuerdo más el sabor de tus labios, ni tu risa, de pronto no recuerdo ni siquiera tu color favorito o tu comida preferida, o lo que nos dijimos la ultima vez que nos vimos, no recuerdo lo que te molesta o lo que mas feliz te hace. Me odio, me detesto y me tiro al suelo, rebusco una y otra vez entre mis memorias, entre aquellos momentos, aquellas conversaciones y no encuentro ya nada. Me odio aun más cuando si recuerdo que prometí nunca olvidarte, pero claramente te sigo amando, porque duele saber que mi detestable memoria se está encargando de olvidar lo que ya no está, lo que se fue y que inclusive no volverá, porque me da un terrible dolor en el pecho porque estoy perdiendo lo único y último que me quedaba de ti; tu perfume, tu sabor, el orden de tus lunares, tus canciones favoritas, tus gritos, tu roce, tu aliento, tu mirada, tus derrotas. No estoy preparada para olvidarte ni para dejarte ir por completo, simplemente no lo estoy, pero por alguna razón lo hago sin darme cuenta. Tan solo estoy molesta conmigo misma, creí que aunque te fueras, me quedaría con tus memorias, con momentos inolvidables, con el pasado que me entregaste, con aunque sea un pedacito de vida que compartiste conmigo, y hoy todo se está yendo y no puedo hacer nada para evitarlo. Déjame verte una vez más, déjame recordarte por una última vez, pero te advierto, que, tal vez, solo tal vez, esta vez, no te dejaré ir.
Pero... ¿Y que pasará ahora? ¿Que será de ti? ¿Que será de mi? ¿De nosotros? ¿Que será de los recuerdos, de las cartas que nos escribimos, de los besos que nos faltaron? 
No lo sé, no sé que pasará después de esto. Solo sé que me toca a mi, me toca a mi ir por la vida, vivirla y sentirla, ser feliz, caerme, y levantarme una vez más, querer y arriesgar, ganar y perder.
¿Pero amar? Jamás, no es rencor cariño, no es odio al amor, nada de eso, es solo que es imposible que vuelva a amar a alguien, amar como te amé a ti, podré querer a alguien más, podré desear a alguien más, pasar el resto de mi vida con ese alguien, besarlo y abrazarlo, pero jamás como fue contigo, con tanta intensidad, adrenalina, amor y odio, aventura y pasión, y es que ¡DIOS! lo di todo, te di todo, y te lo llevaste, lo desapareciste.
Sería otro total desperdicio de tiempo dedicar mi vida a buscar el amor otra vez, porque estoy segura que no volveré a sentirlo con otra persona más, pero tu, amor mio, tu me diste el suficiente amor que siempre desee, el suficiente como para acordarme de la primera vez que nos besamos y volver a sentir ese cosquilleo por todo mi cuerpo, como para escuchar la canción que estaba sonando cuando bailábamos sin importar cuan malos eramos y sonreír, me hiciste sentir tanto que aunque ya no estés aquí, te siento aún aquí, siento la química de la primera vez que nos vimos, y no importa ya, porque al recordar cada una de las cosas que hicimos juntos me siento bien al saber que sucedió contigo, conmigo y no con alguien más.
Y aunque me haya despedido de todo esto al fin, aunque me haya rendido y resignado a luchar por el amor, estoy feliz porque lo di todo, di lo suficiente para sentirme satisfecha, porque a fin de cuentas si luché, luché, pero me cansé, y no quiero seguir así el resto de mi vida, tengo que seguir, irme y vivir, lo mejor es que no me voy con las manos y el corazón vacíos, me voy con un sin fin de recuerdos, lecciones, y con la voluntad para seguir.
Pero aquí estoy de nuevo, aquí estoy nueva, decidida a dejarlo ir todo, por un nueva comienzo.
Tenía que dejarte ir,
 tenía que, no quería,
 odiaba esto,
 pero tenía que dejarte ir,
 dejar de gritar tu nombre en silencio,
 dejar de buscarte, dejar de pensarte,
 dejar de amarte, dejar de quererte.
 Iba a ser duro, lo sé,
 pero tenía que porque contigo
 en mi mente todo el tiempo
 no sucedería nada más que hundirme más y más profundo.
Y te confieso que dolió, dolió más
 de lo que imaginé, era obligarme a dejar de llorar,
 de pensarte, de llamarte, hasta soñarte,
 me torturé días enteros buscando
 alguna distracción, fue lo más difícil
 que había hecho en toda mi vida.
Tuve que entender que
 yo no era para ti, ni tu para mi,
 que nuestros destinos jamas
 volverían a juntarse, que estamos destinados
 a vivir el resto de nuestras vidas separados,
 viviendo con arrepentimiento y desamor,
 que nada de lo que hiciera haría que tu regresaras...
No quería, odiaba la idea, pero tenía que dejarte ir...


 Y lo logré.



Tal vez recibas esta carta, tal vez no, tal vez nos volvamos a ver, tal vez no, pero aún así aquí estoy, escribiéndote algo que tal vez nunca leas, ni sepas, no sé, no sabemos. Porque como he aprendido la vida puede dar un giro de 360 grados, en un día, en una hora, en un minuto, en un segundo, y que tal vez volvamos a toparnos por simple y sencilla casualidad o el destino lo haga, y tal vez para entonces ya no sienta lo mismo por ti, o nada, ni un poco, ni mucho, o lo mismo, pero con más intensidad por la adrenalina de volver a verte. Tal vez pierda la memoria y no recuerde nada de lo que pasó, ni cuanto te amé, ni cuantas cartas te escribí, uno nunca sabe, corazón.
La vida es un rotundo tal vez, donde el "tal" esta lleno de imposibilidad, y "vez" de posibilidad, que es lo que tu y yo somos, un sin fin de novedades, recuerdos, besos sin terminar y besos de sobra, pasión sin dar, odio y dolor, al borde de la desesperación, rencor y amor. En fin, nunca sabremos, ni que pasó, lo que fue, o lo que es, tal vez haya sido amor, tal vez solo un pasatiempo de corazones rotos, ¡al carajo! nadie sabía que había entre nosotros. Solo sé que juntos eramos, somos y seremos poesía.
Eres tan compleja y extraña. Eres un tesoro. Eres una obra de arte. Y las obras de arte no cualquiera las admira. Y a los tesoros no cualquiera se les acerca. 
A lo complejo y a lo extraño no cualquiera lo entiende. 
Conozco tu secreto. Se que él te gusta .
Sé que todas las mañanas te levantas, abres tu cajón, y buscas tu mejor atuendo. 
Sé que te pones de pie frente al espejo y te arreglas para que él te vea. 
Sé que tomas tu desayuno, prendes tu celular y abres alguna de sus redes sociales. 
Sé que cuando ves tu celular tienes la esperanza de encontrar un mensaje. 
Sé que te enojas cuando lo has visto en línea y no te habla. 
Y es que sé que ves su whatsapp a cada rato. 
Conozco tu secreto. 
Sé que todos los días tienes esperanza. 
Sé que sales de tu casa y piensas que te lo vas a cruzar. 
Sé que eres capaz de caminar una o dos cuadras más por verlo. 
Sé que sabes que tu amor es puro y que no encontrará otro igual que el tuyo. 
Sé que a medio día vuelves a buscarlo y ves que sigue sin hablarte. 
Conozco tu secreto. 
Sé que has llorado cuando ves que nada de lo que quieres ocurre. 
Sé que te has enojado y que lo has insultado porque no pasa nada. 
Sé que has pronunciado su nombre con todas las fuerzas de tu corazón. 
Sé que te has enamorado y que no puedes controlarlo. 
Sé que sabes que él nunca se enterará de todo lo que has hecho por él. 
Sé que eso te aflige y que al mismo tiempo te enfurece. 
Conozco tu secreto. 
Sé que lo has buscado. 
¡Y joder que lo has buscado! 
Facebook, whatsapp, has ido a su casa, llamas a su celular y antes de que conteste cuelgas, ¡hasta sabes su horario! 
Y sé que poco o nada a pasado... 
Y también sé que eso duele.  
¡Cómo duele! 
Ahora quiero que conozcas mi secreto. 
También he amado... Y... 
Sé que si él se va, que si él no te busca, entonces debes dejarle ir. 
¡Sé que eres hermosa!  
¡Sé que eres única y preciosa! 
Sé que eres ese oxígeno que un ser maravilloso, fuerte e inteligente está esperando. 
Sé que te amas a ti misma. 
Sé que eres luchadora. 
Eres tan compleja.  
Eres un tesoro. 
Eres una obra de arte. 
Y a las obras de arte no cualquiera las admira. 
Entonces suena esa canción y los sentimientos saltan del puesto, se riegan por mi cuerpo y me invaden el alma. Entonces suena esa canción  y los viejos recuerdos se apoderan de mi mente y quedo frágil ante ellos, me dominan. Entonces suena esa canción y los vellos de mi piel se erizan como queriendo entonarla conmigo, pero entonces llega el escalofrío que me hace temblar como si mi cuerpo quisiera bailar al compás de la música. Entonces suena esa canción que toda se trata, o se trataba de nosotros.

Ecos.

Tantas veces me quedé con algo más que decirte.
Tantas veces me quedé con las ganas de estar más tiempo contigo, con ganas de abrazarte por largo rato, besarte y demostrarte cuando te quiero.
Hoy no me quedan mas que recuerdos, recuerdos que solo contigo viví, recuerdos que jamás se irán de mi cabeza, ni de mi corazón, aunque hoy en realidad ya no queda nada, más que eso, nada, porque tu eras mi todo, y ahora que te has ido con todo y mi vida y mi corazón, mis sonrisas y mi razón, mi ilusión y mi amor, besos y caricias, despedidas y partidas, amaneceres y tardes de café, no me queda nada, te has ido con todo y tus ojos, tus labios y tus latidos, tu voz y tu sentido.
Hoy estoy sola y tu borroso recuerdo me hace compañía, y le pregunto "¿Porqué?" y no contesta, hace silencio y vacío, lo que significa que, nada tiene sentido, que evidentemente no hay respuesta alguna, que me quedare con la duda y moriré sin saber porque, porque te tuviste que haber ido y haberme dejado a la deriva, porque las cosas tuvieron que ser así. 
Tal vez cuando leas esto ya sepas en concreto la respuesta, pero no quiero saberla, porque eso me destrozaría más, al saber que hay lógica en una despedida que me dejó desquiciada, sería como matar los sueños de un niño pequeño, no sabe si son reales, pero no quiere saber si no. Es saber que te has ido sin explicarme siempre habiendo una explicación. Por eso yo solo quiero que sepas que te perteneceré hasta después de mi muerte, de tu muerte, nos perteneceremos para siempre.

Y tendré que empezar a pensar que la vida son la semanas que no te encuentro, que no te encuentras, que en la vida caben cosas como calcular para que no se rompa, medir distancias, andar con tiento, temer lo bello.
Tendré que empezar a pensar que la vida también es eso aunque piense en la última noche que pasé contigo y no se parezca en nada...



Volveré.

Yo tenía ganas de quedarme para siempre, de abrazarte por largo rato, de decirte al oído que te amaba con toda el alma, con todo el cuerpo, de prestarte mi piel como papel y que tus manos dibujaran caricias mudas en ella...
Ahora como completos desconocidos te confieso que no te olvidé, que te dedico mis noches y todos los poemas que he escrito. Me conformo con que sepas que volveré por lo que es mío, tú y el resto de tus latidos. 

Measures.

Me gustaría medirte todo el cuerpo, usar mis manos como regla, aprenderme todos tus números de memoria. Lo alto, lo largo, lo ancho, calcularte el perímetro y el área. Conocer los ángulos entre tus dedos al acariciarme, la distancia entre tu amor y tu pasión, tu pasión y tu razón. ¿Cual será la circunferencia de esas pupilas que dilatan las mías? Quiero descubrirte a kilómetros para amarte a milímetros. Descifrar cada kilo de besos y el volumen de felicidad que te causo. Quiero grabarme la cantidad de veces que me lates por minuto.